Se habla a menudo de que alguien de un grupo es tóxico o de lo difícil que es que deje hablar a los demás o incluso de que lo negativa que es siempre una persona de nuestro entorno en la visión de las cosas. Pero, ¿y si eres tú la persona tóxica de tu entorno? ¿Te lo has planteado alguna vez? Porque algunos comportamientos, como el aconsejar a otros lo que deben hacer, pueden tenerse con la mejor voluntad del mundo, pero sin caer en la cuenta de que son recurrentes en nosotros y nocivos para nuestras relaciones.