
Esto fue lo que pasó. El hombre más rico del mundo, Elon Musk, salió al escenario del Capital One Arena y, exaltado, tras celebrar que “el futuro de la civilización está asegurado”, se llevó la mano derecha al corazón y luego elevó el brazo en un ángulo perfecto para, ya fuera consciente o no, realizar el conocido saludo hitleriano. En su red social, X, el magnate dijo que “el ataque de todos son Hitler es agotador”, que hacían falta “trucos mejores”. ¿Pero cómo ha sentado el gesto en países como Alemania e Israel? En el primero, cualquier gesto nazi es ilegal. Su pasado todavía pesa como una losa. En el segundo, no hace falta decir qué piensan de los nazis. Es obvio.