
El 'purple drank', también conocido como 'lean', ha emergido como una preocupante tendencia entre los jóvenes en España, generando alertas en el ámbito sanitario y de seguridad. Esta sustancia, que se elabora mezclando jarabe para la tos con codeína, refrescos azucarados y, en ocasiones, caramelos, ha ganado notoriedad en redes sociales. Aunque en apariencia parece una bebida inofensiva, su consumo indebido puede provocar graves efectos secundarios, especialmente cuando se combina con otras sustancias como el alcohol.
El uso recreativo de la codeína, un opioide de prescripción médica, puede derivar en somnolencia extrema, alucinaciones, convulsiones y problemas respiratorios. Además, su consumo prolongado conlleva un alto riesgo de dependencia y, en casos más severos, puede desencadenar fallos cardíacos o una sobredosis letal. La popularidad del 'purple drank' se vio impulsada en Estados Unidos por la cultura del hip-hop, extendiéndose con rapidez a otros países, entre ellos España, donde preocupa especialmente su consumo en entornos juveniles.
El incremento de su demanda ha llevado a que algunos individuos recurran a la falsificación de recetas médicas para adquirir jarabes con codeína. Casos recientes en Huesca y Vizcaya han revelado intentos de compra fraudulenta en farmacias, lo que ha motivado un refuerzo en los controles de dispensación de estos medicamentos. Las autoridades sanitarias y farmacéuticas han alertado sobre la importancia de restringir su acceso, ya que un uso indebido puede poner en riesgo la salud pública.
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El fenómeno del 'purple drank' se ha visto favorecido por la difusión en plataformas digitales, donde algunos contenidos han contribuido a trivializar sus peligros. Vídeos y publicaciones en redes como TikTok han presentado esta droga como una sustancia recreativa sin mencionar sus efectos adversos, lo que ha influenciado a un sector de la juventud a experimentar con ella. Expertos advierten que este tipo de desinformación puede ser un factor determinante en el aumento de su consumo.
Para frenar su expansión, especialistas en salud y seguridad recomiendan campañas de concienciación dirigidas a familias, educadores y adolescentes. Es fundamental que los padres conozcan los riesgos de esta sustancia y puedan identificar signos de consumo en sus hijos. Asimismo, el endurecimiento de los controles en farmacias y la vigilancia en redes sociales son medidas clave para evitar que esta droga siga propagándose y afectando la salud de los jóvenes.